Una pared así en una biblioteca puede parecer a muchos una falta de respeto. Sin embargo, para todos aquellos que presenciamos el día a día de esta biblioteca, tu biblioteca, nuestra biblioteca, esto es un motivo de alegría. Estos papeles llenos de dibujos y de letras redondeadas con colores de rotulador, son el fruto del trabajo y de la diversión de unos niños que juntos están descubriendo el placer de la lectura. Ver la pared de una biblioteca así puede llegar a ser más reconfortante que observar el cuadro más caro de la tierra colgado de ella, y comprender que su equipo técnico no haya puesto ninguna, pega, incluso lo haya fomentado, es para estar orgullosos.
Puede que ninguno de esos niños llegue a ser recordado por las generaciones venideras, que ninguno haga una contribución inolvidable a la humanidad. Pero nunca nadie podrá decir, que no tuvieron un lugar donde empezar a amar a la lectura, ni una pared donde escribirlo.
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