"Estamos inundados de información y sedientos de conocimiento" (Anónimo).

domingo, 24 de diciembre de 2006

La cuestión Pamuk

A veces, casi al final del día, cuando el sol ya se ha caído somnoliento del cielo y el frío de este general invierno envuelve mi casa, presa de la blancura encalada de paredes y suelos de pálido mármol, decido pasar de largo, y en vez de introducir parsimoniosamente mi llave en la cerradura de la puerta, sabiendo que al otro lado a esa hora no hay nadie, decido andar unos cuantos pasos más en busca de algo. Ese algo no es otra cosa que un lugar querido, que logra llenar vacíos inconfesables en mi, en esos momentos del día. Un lugar con luz propia, que me ayuda un poco a seguir hacia delante. Tras cruzar el patio que la alberga, abro la puerta, que chirría contenta de ser abierta, apreciando los primeros rayos de esa luz. Como un acto familiar, saludo a alguno de mis jóvenes pupilos, duendes de los veranos, suelto mi mochila y con una leve sonrisa saludo a Antonio y a Consuelo, los bibliotecarios. Por casualidad, y tras tocar muchos palos, entre ellos algunas búsquedas necesarias en el catálogo, Consuelo toma un libro de la estantería de las Novedades. Se trata de Estambul : ciudad y recuerdos, el último libro de Orhan Pamuk, el genial escritor turco. Los dos bibliotecarios comentan la particularidad que ha propiciado la catalogación bibliográfica del ejemplar para la biblioteca, concretamente en la signatura topográfica.

¿Qué tiene de particularidad este libro? Muy sencillo. El autor une en su libro de memorias, narración con biografía, por lo que mezcla dos estilos distintos, lo que hay que tener en cuenta a la hora de catalogar el libro en la biblioteca. Tras haber atendido al registro bibliográfico importado, es muy importante el examinar el libro, sobre en casos en los que se hayan mezclado estilos, para ser lo más exacto posible a la hora de catalogar. La clasificación por CDU que por el registro tiene asignado es 929 821.512.1-94"20" (Historia y Geografía – Biografía y Genealogía –Genealogía, Nombres, Insignia…). Finalmente, en el caso de la Biblioteca de Almensilla se le ha designado un lugar adecuado con su contenido: su signatura topográfica es B PAM est, al utilizarse en la misma la “B” para englobar las biografías, como particularidad dentro de la CDU en vez de poner el 929 y los subcódigos correspondientes, como hacen otras bibliotecas consultadas. No obstante también he visto algunas bibliotecas de nuestra comunidad autonómica que la han catalogado como novela, puesto que su signatura topográfica lo evidencia: una “N”, en vez de la “B” o el 929.

¿Como hay que considerar esta obra, como una biografía o como una novela? He aquí la habilidad de un catalogador. Para el que importa el registro no es demasiado difícil, sólo ha de tomarlo e investigar en formato ISBD que CDU posee, si no se fía de las materias ya dadas en el formato etiquetado. El catalogador original es el que debe estar atento a estas mezclas de estilo. Para esta obra en concreto, tras no hallar demasiada ayuda en el título, el juicio se decanta hacia la biografía al ver su disposición interna y la multitud de fotos que posee. No es una novela basada en su vida sino más bien una autobiografía novelada.

sábado, 23 de diciembre de 2006

Ese libro que es tan nuestro, tuyo y mío...

"Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran."

André Gide

Mas allá de la CDU: Melvil Dewey

¿Quién fue el hombre capaz de imaginar una clasificación tan práctica, ingeniosa e universal como la CDU, la Clasificación Decimal Universal? Quizá valga la pena pararse unos minutos a conocerlo. Su nombre: Melvil Dewey.

Melville Louis Kossuth Dewey nació el 10 de diciembre de 1851, hijo de una familia con pocos recursos que vivía en un pueblo al norte del Estado de Nueva York. En los inicios de su juventud, curiosamente la misma edad de muchos de los que realizamos el presente curso, 21 años, idea el Sistema de Clasificación Decimal Dewey (DDC) mientras trabajaba como estudiante ayudante en la biblioteca del Amherst College. Durante su vida Dewey trabajó para fundar unas bases lo suficientemente recias para soportar la mutación de la Biblioteconomía en toda una profesión moderna y avanzada. Entre sus logros están los de establecer la American Library Association (ALA) en 1876, la de ser su secretario de 1876 a 1890 y su presidente 1890 a 1891 y de 1892 a 1893. Fue cofundador y editor del Library Journal, bibliotecario del Columbia College (actualmente C. University of N.Y.) y fundador de la primera escuela de bibliotecología en 1887. También consiguió ser director de la New York State Library en Albany desde 1889 hasta 1906. Además fomentó normas bibliotecarias y formó una compañía para vender artículos de biblioteca, que eventualmente pasó a ser la compañía Library Bureau actual.

Pero sus logros no quedaron sólo en el ámbito de las Bibliotecas. En una época tan importante para el feminismo como inicios del siglo XX, creó oportunidades de trabajo para la mujer. Junto con su primera esposa, Annie Dewey, impulsó el desarrollo del Lake Placid Club, centro turístico para el enriquecimiento social, cultural y espiritual en las montañas Adirondack.

Como amante de la ortografía, Dewey presentó algunas de la primeras ediciones de la DDC con ortografía simplificada. Su introducción original con ortografía simplificada se reeditó en ediciones subsecuentes de la DDC hasta la publicación de la decimooctava edición en 1971. Una curiosidad reseñable sobre su empeño en la reducción ortográfica está en su propio nombre. Desde muy joven lo acortó a Melvil, abandonó su segundo nombre e incluso llegó a modificar Dewey por Dui.

Dui murió a consecuencia de un derrame cerebral el 26 diciembre de 1931. Tenía 80 años. Atrás dejaba una vida consagrada a los libros y a la escritura, y una clara preocupación por la mujer, pero nos dejaba un bien increíble, el poder encontrar la información que engloba un libro en un tiempo mínúsculo. Su sistema ha soportado veintidós principales revisiones hasta 2004, demostrando ser el mejor hasta la fecha. Y ya se les está buscando una aplicación visual a través de la red.

¿No os parece que valía la pena conocer un poco la figura de este hombre? Melville Louis Kossuth Dewey, “Dui” para sus amigos los amantes de los libros.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Un libro, un compañero fiel

"Mis libros siempre están a mi disposición, nunca están ocupados"


Marco Tulio Cicerón.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Visitamos la Biblioteca de la Facultad de Comunicación.

Nuestra segunda visita como grupo encaminó nuestros pasos hasta la Facultad de Comunicación y su biblioteca. Me pareció realmente interesante poder conocer la biblioteca de la institución sevillana que ofrece los conocimientos para manejar la información, en una sociedad donde ésta se ha vuelto tan importante.

Me esperaba unas instalaciones novedosas, por lo relativamente reciente de la apertura del centro, y eso fue algo que no me defraudó. Sin embargo, el uso del espacio si que lo hizo. Pero no adelantemos acontecimientos. Nos recibió a las mismas puertas de la biblioteca su directora, que nos llevó a una de las aulas audiovisuales con las que cuenta el centro muy cerca de la biblioteca. Allí nos ofreció una presentación PowerPoint, la misma que acompaña a la explicación a los alumnos de primer curso de la facultad. En ella se nos mostraron datos e informaciones que comparten las diferentes bibliotecas integradas de la US que ya conocíamos, como el catálogo Fama, pero también se comentaron datos exclusivos de esta biblioteca muy interesantes, como sus fondos, que son de 36.000 libros, 160 revistas, 3.800 vídeos, 400 dvds y 800 cds, además de poseer unos recursos electrónicos muy muy completos, destacando la accesibilidad del alumnado a toda la publicación de ABC de Sevilla, la suscripción a la hemeroteca del diario El País y otros. Más aspectos positivos que nos describió amablemente Lola, la directora, fueron la posibilidad de reservar y utilizar portátiles en préstamo y la de mandar material electrónico a los mails de los usuarios para ser impresos por ellos mismos. No faltaron detalles de su trabajo, como el de su persistente labor de actualizar bibliografías de las materias de los cursos para que estén en línea con el catálogo de la biblioteca, tarea que requiere mucho tiempo, y que ofrece unas ventajas para el alumnado muy notables.

Tras esta explicación más teórica nos encaminamos a dar un paseo por la biblioteca y la mediateca de la misma, dos espacios que no forman un mismo conjunto, que están separados. Realmente supone una clara desventaja, puesto que se trata de una división que podría haberse evitado (de hecho tal y como nos comentó la directora lo intentaron, pero el arquitecto se negó a ello). Esto demuestra lo importante que es el trabajo de dos profesionales de manera conjunta, como es el arquitecto y el bibliotecario a la hora de crear el edificio de una biblioteca, puesto que para ser funcional necesita de la dedicación al proyecto de las dos partes, sin que una agobie a la otra o la cohíba.

En cuanto al espacio de la biblioteca, está bastante bien utilizado, dispone de un gran área horizontal a través de una sola planta, con un espacio definido para estanterías y otro para los puestos de lectura (300), contando con estancias acondicionadas para el trabajo en grupo. Respecto a la mediateca, pudimos disfrutar del espectáculo que supone poder ver todo una estancia repleta de películas, un auténtico placer para el cinéfilo, además de una sala de visionado y otra de trabajo y de formatos especiales donde disfrutar de ellas, un total de 33 puestos de visionado. Una curiosidad con respecto a sus fondos audiovisuales es la videoteca digital con la que cuentan, en la que se digitalizan todos los documentos que se recomiendan. Ya tienen 1600 películas colgadas en el servidor, y entre ellas hay auténticas joyas del cine. Aún sólo es accesible para los miembros de la facultad (no para todos los estudiantes de la US), pero poseer un fondo así es todo un acierto.

Es de agradecer la dedicación con que Lola nos ofreció esta visita, puesto que no se dejó ni una puerta cerrada, ni un espacio escondido. Nos mostró incluso los lugares de trabajo del equipo bibliotecario, algo que yo juzgo bastante importante para conocer la dedicación con que se enfrentan al conducir una biblioteca. Y la de Lola y su equipo no es poca. En mi opinión una visita muy enriquecedora, una experiencia más, un nuevo ejemplo donde poder identificar ventajas y errores. Una experiencia siempre grata.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Nuestras presentaciones, nuestras bibliotecas. Segunda y Tercera sesión.

La segunda sesión de presentaciones de bibliotecas universitarias de Sevilla del día 22 de Noviembre contó con tres interesantes exposiciones que nos ayudaron a entender un poco mejor tanto aspectos comunes de este tipo de bibliotecas como sus particularidades, ampliando las primeras impresiones que nos ofrecieron la dos primeras exposiciones de la primera sesión.

Las primeras en exponer fueron Mari Cruz Cuevas Saez y Verónica Rodrigo Gómez, que nos presentaron una biblioteca universitaria que ya no nos era completamente extraña y de la que guardábamos un vívido recuerdo por nuestra reciente visita comunal a la misma: La Biblioteca de la Facultad de Comunicación. Esta circunstancia es algo a reseñar a la hora de valorar la capacidad comunicativa de nuestras compañeras, puesto que se presentaban ante el reto de presentarnos algo que ya conocíamos con anterioridad, lo que suponía un esfuerzo más intenso en la comunicación del mensaje para refrescar conceptos ya conocidos y presentados ante nosotros. Sin embargo, y aunque ambas pusieron todo su empeño en ello, no consiguieron sacar todo el jugo a su exposición. Las dos, gracias a su formación anterior son excelentes comunicadoras del mensaje, y así lo demostraron. Sin embargo Mari Cruz, al estar sentada, no tuvo el mismo efecto en la recepción y en la captación de mi atención que en mi opinión si tuvieron las palabras de Verónica, que si estaba de pie. Unas cuantas irregularidades en el análisis DAFO y una presentación informática poco afortunada empañó un poco el buen hacer que ellas poseen en la expresión de la palabra, pero que de ningún modo pueden negar las ganas y el esfuerzo de ambas, que seguro se verá recompensado.

En mi propio grupo, me gustaría destacar la gran exposición de mi compañero Pablo Bermúdez Caballero sobre la Biblioteca de la Facultad de Ingenieros superiores, que realizó de forma muy serena y transmitiendo de froma muy clara el mensaje.

En cuanto a la exposición acerca de la Biblioteca de la Facultad de Geografía e Historia, la futura del Área de Humanidades, estuvo a cargo de Antonio Cruz Rivero y Daniel Alfonso Ballesteros Fernández. Su exposición fue impecable, con una gran capacidad de comunicación del mensaje, alternándose en la palabra de una forma muy correcta y agradable. Sin embargo, quizás se quedaron algo cojos a la hora de ofrecernos algunos elementos positivos de la biblioteca, que aunque siendo escasos, hubieran sido interesantes de conocer, como algunos de esos ejemplares que han pasado ya por tantas mentes y que hoy recluyen como presos bajo llave en sus vitrinas. Eso y alguna irregularidad en el análisis DAFO es lo único achacable al contenido de una exposición que fue transmitida de una forma excelente.

La tercera sesión, ya el día 29 de Noviembre estuvo a cargo de nuestro compañero Sergio Guisado Jimena que en nombre de María José Silva Polo se enfrentó solo a la exposición de la Biblioteca de Bellas Artes, con el mérito que eso ya supone. Su capacidad de expresión comunicativa del mensaje es notable, puesto que pese a los nervios que pueda tener sabe disimularlos. Lo único destacable en el ámbito negativo es que a veces le traicionan las expresiones coloquiales y que en algunos momentos de su exposición haya desconocido algunos aspectos relacionados con la biblioteca, algo que queda casi justificado por la forma tan indignante en que fueron tratados y las dificultades que les supuso recopilar datos sobre la biblioteca.

domingo, 19 de noviembre de 2006

Nuestras presentaciones, nuestras bibliotecas. Primera Sesión.


Ya han comenzado las presentaciones de las distintas bibliotecas de la ciudad hispalense evaluadas por nosotros. Los primeros, con el valor implícito que supone serlo, realizaron unos trabajos bastante buenos: En primer lugar Fernando Félix Claver y José Luis Ysern Coto nos expusieron sus conclusiones sobre la Bilioteca de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (1977).

Como no quiero que este comentario se base sólo en palabras huecas para ilustrar un acontecimiento, sino que deseo que sirvan a mis compañeros para mejorar algunas de sus capacidades para llegar al público al que se dirigen, voy a referenciar algunos de estos aspectos mejorables. A Fernando le recomendaría que mirase un poco más al público cuando se dirija al mismo, algo que siempre cuesta y que te hace temblar la voz y la seguridad del discurso, pero que es muy agradecido para aquellos que le escuchan. Debe mirar más hacia la pantalla y no tanto al portátil para guiarse por la presentación de PowerPoint, puesto que para el público es mucho más cercano y es más agradable que tanto locutor como público se encuentren en la misma imagen. También le recomendaría que intentara darle un poco más de fluidez a su discurso y que se relajara, que no pensase tanto en que todos lo miran y más en que está explicando su propio trabajo a un público, que lo disfrutase. José Luis lo hace mucho más, se dirige al público, lo mira y se refiere a la presentación PowerPoint en la pantalla. No obstante se pierde a veces en ciertos detalles y se le escapa un poco el hilo de lo importante de su exposición, lo que provoca que algunos conceptos que quiere expresar no se entiendan bien del todo. Un buen trabajo de todas formas.

La segunda exposición, que evaluaba la Biblioteca de las Facultades de Psicología y Filosofía, fue a cargo de Marta Venegas y Carlos Martínez. Ellos realizaron una exposición a un buen nivel, y son pocas las recomendaciones que les daría. A Marta le aconsejaría que intentara no ir muy deprisa al principio, luego se relaja y consigue conectar mucho mejor con los receptores. En mi opinión estar de pie es mucho mejor para una exposición, te resalta ante los receptores como emisor del mensaje, te da más movilidad, más dinámica, pero se puede hacer igual de bien sentado. A Carlos sólo podría decirle que intente dirigirse un poco más al público porque a menudo mira a sitios vacíos y directamente a la profesora, lo que deja al público que lo escucha un poco aparte de lo que intenta transmitir. Por otro lado sus explicaciones bastante fluidas y la capacidad de guiarse por la presentación PowerPoint en la pantalla de la pared le sirvieron para realizar una buena exposición.

Nada más por el momento, felicitar a mis compañeros por un trabajo bien hecho y animarles a continuar trabajando así.

martes, 24 de octubre de 2006

Visita al Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla

La cita era a las cuatro de la tarde. Aunque había sido un duro día de trabajo, me encaminaba con curiosidad y con el resto de las fuerzas que me quedaban hacia el rectorado de la Universidad de Sevilla. Iba a encontrarme, una vez más, con los libros, algo que siempre he disfrutado. Una biblioteca siempre ha sido para mí algo más que un lugar lleno de libros.

En esta ocasión iba a visitar uno de los sitios más interesantes, sino el que más, en lo que a libros antiguos se refiere. El Fondo Antiguo de la universidad nos esperaba de la mano de su jefe de sección, Eduardo Peñalver. Para el que nunca haya visitado el rectorado de la universidad hispalense, el Servicio Central de biblioteca es el centro neurálgico de todas las bibliotecas de departamentos con las que cuenta la universidad. Su acceso es libre para todos los ciudadanos de Sevilla que presenten su DNI, pudiendo hacer incluso préstamos tras solicitar el carnet de esta biblioteca. El Servicio Central se complementa con una Sala de Estudios y una Sala de Investigación, referencia para los investigadores del archivo de la biblioteca y del fondo antiguo. En total, biblioteca, archivo y fondo antiguo se distribuyen a lo largo de seis plantas.

Como nos comentó Eduardo, existen varios instrumentos de descripción, el más importante su catálogo, del que sólo el 10% está informatizado. Como curiosidad nos comentó que estuvo realizado por alumnos investigadores y que no es todo lo práctico y útil que podría ser, al tener unos criterios de clasificación insuficientes o que no fueron quizá los más adecuados. También nos comentó que en el archivo no se cumple realmente el ciclo de los documentos. Continuando su charla sobre el archivo, nos comentó la cantidad de información que en él se encuentra acerca de Maese Rodrigo Fernández de Santaella, fundador de la Universidad de Sevilla y la existencia de las Bulas de Fundación firmadas por el papa Julio II. En el archivo también se conservan, en microfichas, el Archivo Historiográfico de España, Portugal e Iberoamérica y la Biblioteca Palatina, aquella que fue regalada al vaticano y que fue microfilmada en su totalidad. Existen además un catálogo colectivo que estaba llevando a cabo el Vaticano, el llamado Index Aureliensis que se ha quedado por la letra “E”. Nos comentó la existencia de varias bibliografías de libros de una antigüedad contrastada (siglos XVII, XVIII, XIX…), entre ellas, la de Antonio Palau Ibicet sobre libros de autores españoles, portugueses e iberoamericanos. Se trata de un trabajo de una gran exhaustividad y cumplidamente extenso, con más de veinte volúmenes. Su aportación mayor fue la elaboración de un índice por materias, que anticipaba la búsqueda pro palabra clave. Como se dice en el gremio “si no está en el Palau, es difícil que lo encuentres”. También nos comentó la existencia de una bibliografía de Literatura Hispánica, que a efectos prácticos es como un catálogo (aunque sólo llega hasta la “P”). También cuentan con la bibliografía de la Biblioteca Hispana, dividida entre la Vetus (hasta 1500) y la Nova (después de 1500), de Nicolás Antonio.

En cuanto a la composición y orígenes de los fondos, Eduardo nos trazó a grandes rasgos la construcción cronológica del mismo, que comenzaría con el núcleo inicial de la donación de Maese Rodrigo (siglos XVI y XVII). Luis Beyúa donaría en el XVIII una parte de su biblioteca a la universidad y la otra a un convento, cuyos fondos están documentados por la universidad. En 1770 se expulsa a los jesuitas de España y sus fondos llegan a la Universidad de Sevilla. Este fondo que recibe es de suma importancia puesto que los mejores libros y la enseñanza de calidad estaban en manos de esta orden religiosa. También pasa a pertenecer a la universidad el edificio que ha albergado hasta ahora la universidad de Bellas Artes. Un poco más tarde nuevos fondos llegarían hasta la biblioteca a través de la desamortización de Mendizábal (un proceso del todo irregular donde se perdieron multitud de ejemplares en loa transportes etc.). Así se crea el núcleo básico de la biblioteca, que se ve reforzado por la donación de profesores y personajes ilustres, como Luis Montoto, Joaquín Buché o el propio Manuel Azaña).

Por último, Eduardo nos mostró amablemente varios ejemplares que engrosan el fondo antiguo, todos de un valor incalculable. Comenzó su exposición enseñándonos un Corán con bolsa de una belleza incontestable. La razón de la bolsa era la costumbre del musulmán de desplazarse con un ejemplar del Corán consigo. Como curiosidad cabe decir que la bolsa estaba decorada por dentro, un detalle que nos recuerda la concepción islámica de no ostentar demasiado la belleza y la calidad en el exterior, sino en el interior de sus obras. Un magnífico ejemplar con dorados alrededor de la cubierta nos era definido como de decoración de Ibarra, el mejor impresor del siglo XVIII español. En su interior encontrábamos grabados calcográficos y se nos comentó la existencia de dos ejemplares del Quijote de este impresor en el Fondo Antiguo. También es de destacar una miniatura del siglo XVIII, un Civirio, perteneciente a la imprenta de Luís Elcevier, holandés que era capaz de imprimir una letra muy pequeña pero que sin embargo podía leerse muy bien. Un índice de libros prohibidos de Juan de Pineda (editado por Antonio Zapata) nos mostraba en sus primeras páginas una fachada frontispicia barroca típica del siglo XVII. Un ejemplo de la novela italiana nos venía dado por El sueño de Polifilio de Francesco de Colonna. Algunos de sus grabados pudieron ser de Andrea Mantenga. En la impresión italiana el hombre trascendental del siglo XV fue sin duda Aldo Mancio, que sustituyó la letra gótica por una más redondeada. No obstante, la joya de este Fondo Antiguo fue la Biblia Nazarina o de Gutenberg, en típica encuadernación Holandesa (cuando el lomo y la cubierta son de materiales distintos) y letra gótica-uncial. Se trataba de uno de los libros de la primera serie impresa pro la primera imprenta de la historia, antes de Agosto de 1454. Ante un objeto tan determinante de la historia del hombre uno sólo puede maravillarse o no creerse realmente lo que hay a un metro de su mano. Sólo existe otro en toda España, en Biblioteca Pública de Burgos. La visita concluyó mostrándonos la labor de su equipo en la digitalización bibliográfica, recordándonos que ya están digitalizados todos los incunables del Fondo Antiguo y que poseen una interesantísima clasificación de grabados digitalizados. Tanto los incunables como los grabados pueden ser descargados gratuitamente.

A mi salida del fondo y de la misma biblioteca central, e incluso yo diría más, cuando regresaba a mi casa, comprendí la gran oportunidad que había tenido al poder observar libros de tanta antigüedad y tan absolutamente valiosos. La Biblia de Gutenberg, un ejemplar único que está bajo cristales en Burgos se nos presentó al alcance de la mano y una experiencia así, la de poder examinar un libro tan importante de forma tan directa es de las que quedan para siempre en el recuerdo de todo aquel que disfruta de los libros. Otra cosa que me llamó la atención fue la cantidad de páginas censuras y desperfectos que sufrieron algunos incunables por la censura, una verdadera pena. Quizá lo que más me decepcionó es la imposibilidad de poder ver con más calma y examinar esos libros tan especiales con más tranquilidad. No obstante, eso es algo que me propongo para el futuro gracias a la posibilidad de acceder al Fondo Antiguo presentando solamente mi carnet de identidad o consultándolos a través de la red. Además de ello, un paseo por las distintas plantas y por las estanterías de este archivo hubiera hecho más completa si cabe esta visita.

En definitiva, esta visita es totalmente recomendable para cualquier amante de los libros y va a ser, gracias a la accesibilidad de la misma, una de mis propuestas para la biblioteca pública de Almensilla y su Club de Lectura.